El 28 de abril de 2025, un apagón eléctrico masivo interrumpió el suministro energético a más del 60% territorio nacional. El evento afectó de forma crítica a infraestructuras clave como el transporte ferroviario, los hospitales y las redes de comunicación. Sin embargo, una de las consecuencias más graves fue la paralización del acceso al agua potable, debido a la dependencia de sistemas hidráulicos de la red eléctrica. El apagón en España dejó en evidencia que el abastecimiento de agua también puede fallar en situaciones de emergencia energética.
Durante las primeras horas, los sistemas de respaldo mantuvieron el funcionamiento de algunas plantas potabilizadoras, pero la autonomía de estos mecanismos resultó limitada. En múltiples zonas urbanas y rurales, la distribución de agua se detuvo tras el agotamiento de generadores diésel, provocando cortes prolongados. En localidades como Toledo o Murcia, el caudal disponible se redujo hasta en un 70 %, y en distritos de Barcelona, como Horta-Guinardó, el suministro se interrumpió durante más de 18 horas. El acceso al agua en casos de emergencia quedó comprometido, activando protocolos de distribución de agua embotellada por parte de las autoridades.
Según informes técnicos, menos del 40% los municipios españoles cuentan con planes actualizados para garantizar el suministro hídrico ante escenarios de blackout. Las infraestructuras actuales carecen de autonomía suficiente para sostener el ciclo integral del agua durante más de un día sin electricidad. Frente a esta vulnerabilidad estructural, las soluciones individuales y autónomas cobran relevancia en cualquier estrategia de resiliencia.
Una de estas soluciones es el uso de tecnologías portátiles como OZEANIC EcoBottle 2.0, una botella potabilizadora equipada con un sistema de purificación por ozono. Este dispositivo elimina hasta el 99,99% bacterias, virus y patógenos, sin necesidad de filtros, químicos ni conexión a la red eléctrica. Su batería interna, recargable tanto de la red como mediante power bank o paneles solares, proporciona hasta siete días de autonomía operativa por cada recarga (Unos 15-18 litros de agua). Puede utilizarse con agua de grifo, de lluvia, de pozo o de fuentes naturales no tratadas, siempre que no contengan contaminantes químicos.
La utilidad de dispositivos como OZEANIC se hace evidente en contextos de interrupción prolongada del suministro. Mientras las reservas de agua embotellada se agotan en pocas horas y la logística de distribución se vuelve insostenible, contar con capacidad de potabilización inmediata representa una ventaja crítica. Además de su aplicación en emergencias, este tipo de solución ofrece beneficios sostenibles para el uso cotidiano, al reducir la dependencia del plástico de un solo uso y evitar sabores artificiales en el agua.
El apagón en España no solo fue una crisis energética, sino una señal de alerta sobre la interdependencia entre recursos básicos. La preparación ante emergencias debe contemplar el abastecimiento seguro de agua en casos de emergencia, a través de medios independientes del sistema eléctrico convencional. Tecnologías como OZEANIC EcoBottle 2.0 aportan una respuesta efectiva, práctica y sostenible frente a esta necesidad emergente.